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Las narrativas transmedia comienzan así: esperas una semana para un nuevo episodio de tu programa favorito. Lo miras, te diviertes un rato y termina. Mientras lo veías, te diste cuenta de diferentes claves que parecían guiños en la historia, pero que no se resolvían como quisieras.
Entras a la página web para saber más a través de los pequeños artículos que publican cada semana. Buscas más información en los videos lanzados en Youtube y compartes con otros las posibles teorías conspiratorias sobre tu programa en un blog.
De pronto, se anuncian pequeños episodios en la web que pretenden dar algunas pistas, productos especiales para los fanáticos como tú y diferentes imágenes, spoilers y “fans arts” que te hacen unir las piezas para el próximo capítulo. Y así, como un usuario más, te acabas de enfrentar a una historia concebida como una narrativa transmedia.
¿Cómo funcionan las narrativas transmedia?
Misión 1: Cuenta una historia
Actualmente las industrias creativas, dígase productoras de cine, música, televisión, videojuegos, agencias de publicidad y demás, apuestan por crear historias líquidas que no se adapten a un solo medio, sino que puedan ser separadas en diferentes piezas con la capacidad de entenderse cada una por sí misma. En conjunto se convierten en una experiencia integral para el usuario.
Las narrativas transmedia son experiencias integrales para los usuarios: buscan explotar todos los soportes disponibles.
Aunque la historia o contenido es presentado en un soporte principal, su estructuración se imagina a través de otros uniendo así el cine-televisión-internet o un videojuego-película-activación en redes sociales para producir un sentido, una idea fija dividida en múltiples plataformas.
El secreto está en saber utilizar las características que ofrece cada medio para “vaciar” la historia y adaptarla a éste. Quienes han logrado hacerlo, saben que las partes se vuelven un todo y el todo no puede entenderse (íntegramente) sin ninguna de las partes.
Uno de los casos más exitosos de las narrativas transmedia fue Pandemic 1.0, proyecto presentado en el Festival de Sundance de 2011, en el que se pretendía envolver al público con diferentes tecnologías como la identificación por radiofrecuencia, la realidad aumentada y la geolocalización.
Su premisa parte de un mundo atacado por una rara enfermedad que convierte a las personas en zombies. No parece muy innovadora dado que en los últimos años hemos oído, leído y visto muchas historias parecidas. La diferencia radicó en la integración de las plataformas.
Pandemic 1.0 inició con un corto llamado Pandemia 41.410806, -75.654259 (coordenadas geográficas de Pensilvania, Estados Unidos) donde dos niños se escondían asustados de sus padres, quienes despertaban durante las noches con un comportamiento muy agresivo.
La narrativa transmedia comenzó cuando sólo quedaban 120 horas para que el virus se propagara. Para impedirlo, los usuarios debían descifrar códigos en Internet para acceder a ciertas “misiones” en el mundo real, desbloquearlas y así impedir el desastre.
Pero la idea iba más allá de una mera cuestión de entretenimiento: se trataba de un experimento para entender el comportamiento social ante una catástrofe.
Misión 2: Evoluciona
En las narrativas transmedia, el público no sólo es un “consumidor” o “espectador”, sino un “usuario”, es decir, alguien que se mantiene activo en todo momento y se encuentra sumido en el universo discursivo de su serie, película o videojuego favorito.
Como en Pandemic 1.0, las personas deben contribuir a que la historia se vuelva más grande y evolucione. Es como hacer tu propio fan fiction, pero esta vez los productores y guionistas sí te hacen caso.
En las narrativas transmedia, el público no sólo es un consumidor, sino un usuario activo que incide en el contenido.
Todo depende del vínculo emocional que la historia haya logrado crear con la audiencia. Es inútil cuando se cuenta algo que no se siente cercano a las personas, pues lo importante es enganchar con algo sencillo pero efectivo.
De ahí que algunos de los proyectos transmedia más exitosos partan de premisas muy simples: una infección, una historia de amor, un baile. Es el usuario quien complica la historia y utiliza su imaginación para provocar una evolución en ella.
La implicación y grados de profundidad de los consumidores no están basados en el número de medios alcanzados, sino en la efectividad de su uso para los requerimientos de la historia.
Ejemplo de ello es El Cosmonauta, una película financiada por 5 mil personas, donde a través de 32 webisodios, 13 perfiles de facebook, un documental y un libro de poemas, se cuenta la historia de amor de un astronauta que después de mucho tiempo ausente, regresa a la tierra y la encuentra vacía.
Obviamente los usuarios tenían mucho material para hacer más grande el proyecto, pues se trató de una experiencia de entretenimiento unificada y coordinada.
Misión 3: Crea algo rentable
Quizá lo más sorprendente de las narrativas transmedia es su capacidad para generar fans y su rentabilidad para integrar modelos de negocio flexibles en la industria del entretenimiento.
No por nada es una de las tendencias más utilizadas y adoptadas tanto en el mundo de la publicidad, como el periodismo y el rubro educativo en algunos países.
Su forma envolvente amplía los universos discursivos, obteniendo una mayor repercusión mediática al valerse de la curiosidad de las personas como herramienta para hacer más exitoso un proyecto.
Sería fácil poner el ejemplo de Star Wars como un pionero de las narrativas transmedia, pues tanto los videojuegos como los cómics, series animadas y películas están hechas para unificar el universo expandido de Luke Skywalker.
Ante el avance de la tecnología, las historias cambian y también su manera de ser contadas. Al final, nuestros tiempos posibilitan el hecho de que millones de personas conectadas en red compartan los últimos sucesos de una historia y de esta manera obtener una audiencia sostenible que siempre está intercambiando opiniones, haciendo más grande la leyenda y, por ende, la experiencia transmedia.
El mundo pokémon es otro ejemplo de narrativa transmedia, pues a través de videojuegos, series de televisión e integraciones con otras plataformas ha logrado permanecer en el gusto del público por más de 20 años.
¿Tienes otros ejemplos de narrativas transmedia? Cuéntanos en los comentarios qué te parecen y qué opinas del futuro de estos productos.
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