Todos estamos de acuerdo con algo: la trilogía de Toy Story es una de las mejores de los últimos años. Por eso, cuando se anunció Toy Story 4, no estábamos seguros si funcionaría, mucho menos cuando supimos que sería una historia de amor.
Lo bueno de Toy Story 4
Ahora que hemos podido disfrutarla en el cine, sería falso no alabar su animación, historia y magia. En muchos sentidos mantiene un gran nivel de calidad y eso se debe al guión, pues Pixar siempre busca, antes de usar los recursos tecnológicos como una forma de llamar la atención del público, que el argumento sea lo suficientemente fuerte como para sacarte una lagrimita y marcar tu infancia (o adultez).
Personalmente no estoy de acuerdo sobre la discusión de que Toy Story 4 es innecesaria. Creo que esto es más bien una idea que se generalizó después de la tercera entrega, tras saber el final de la relación de Andy con los juguetes.
Sin embargo, la saga Toy Story nunca se trató de Andy como protagonista. Todas las cintas eran sobre los juguetes más Andy (o Bonnie). Los niños nunca fueron protagonistas, eran los juguetes y su cariño por los niños lo que sentó las bases de esta trilogía.
Por eso tiene sentido que Woody mantuviera tantos conflictos en esta última cinta. ¿Quién de nosotros puede dejar ir tan rápido a alguien que ama y ha cuidado tanto a lo largo de los años? Woody debía madurar como personaje y dejar ir a Andy, no al revés.
Otro punto a destacar son los nuevos personajes. Gaby Gaby, Benson, Forky y demás amigos llegan para mostrar otro lado de la vida de los juguetes, donde hasta los que están perdidos pueden darle amor a muchos niños.
Obviamente no podemos dejar de mencionar a Betty, un gran personaje que nos demuestra lo mucho que se puede avanzar en ideas sin tener que restregar en la cara chistes feministas malhechos cada 5 minutos. Además, ya quisiéramos tener la relación tan bonita entre Woody y Betty.
Lo malo de Toy Story 4
Lamentablemente también debemos hablar de lo malo. Hay momentos donde Jessie y compañía no tienen la atención que deberían y hasta parece que están ahí solo de relleno.
Otra cosa que me molestó es el retroceso del personaje de Buzz, quién en otras películas ya había comprendido que ser un juguete es más profundo de lo que suena, pero en esta última cinta parece que volvimos a ver al Buzz recién sacado de la caja.
Lejos de eso, Woody, Buzz y compañía vuelven para cerrar el ciclo de secuelas que nos regaló Pixar. Ahora solo hay que ver cómo les va con sus nuevas producciones originales.
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