Definamos primero qué es un churro. Un churro es la película que está llena de escenas de acción, romance empalagoso, es la que tiene personajes esterotipados y distintos motivos cinematográficos repasados una y otra vez para asegurar las ventas y recaudar millones en palomitas, refresco y dulces durante las épocas fuertes del año.
En fin, un churro es esa película que no tuviste la oportunidad de ver en su momento y que te avientas un sábado en la tarde cuando no tienes nada qué hacer. El churro te hace reír, a veces medio llorar, otras veces te emociona, pero sabes que al fin y al cabo, no es para tomarlo en serio.
Sin embargo, hasta en micros hay rutas y ante la regla siempre está la excepción, por eso nunca falta la película que parece cambiar un poco el esquema para explotar el mercado desde otra perspectiva. Pongamos un ejemplo de hace tiempo.
Mad Max Fury Road: un ejemplo de que con ganas las cosas se hacen bien
Los productores de Mad Max Fury Road se unieron a la tendencia de traer de vuelta viejas historias de los ochenta y revivieron a un personaje típico de ese tiempo, pero refrescando su concepto. Aunque Max es el “protagonista”, Imperator Furiosa y las parideras no sólo son personajes femeninos secundarios, sino que se vuelven la trama de la película: a donde ellas avancen, será la dirección que tome la cinta.
A los productores de Mad Max Fury Road les valió madre que muchas personas se opusieran a su exhibición, sobre todo porque se ahorraron millones al no hacer una super campaña para venderla como el éxito taquillero.
Bastó simplemente el viejo “voz a voz” para que llamara la atención de quienes ni siquiera conocíamos al personaje. Pero no sólo eso, su fórmula es bastante sencilla: es un pedazo de historia dentro de un universo más grande que no necesita ser tan explicado, ni jodido con diálogos rebuscados y que, a su manera, experimenta con planos y secuencias diferentes y bien logradas.
Sí, tiene putazos, un super villano, un antihéroe clásico, viejas sabrosas, carros y se une al mame del verano, pero a pesar de todo, destaca de entre lo que hemos visto en el año. Aún así, ¿es Mad Max Fury Road sublime, excelsa, la cosa más grande, “uy, no mames, lo mejor”? No, sólo es el claro ejemplo de que con ganas las cosas salen bien.
Sabemos que los churros responden a necesidades de la industria, a mantener en movimiento el dinero, también funcionan para medir el mercado, ver los gustos del público y hacer los cambios necesarios basados en ellos, además son la oportunidad de los directores reconocidos para masificarse, así como para encontrar nuevos directores que puedan funcionar mediante este esquema mercantil.
Así funciona James Wan, director de Saw I, El Conjuro y Rápido y Furioso 7. Wan se ha ganado el respeto de la crítica porque, a pesar de trabajar con historias que bien podrían ser un churro digno de olvidarse a los 5 minutos, ha sabido darles la vuelta y ofrecer la misma gata con una trama chida.
Eso pasó con Rápido y Furioso 7, donde los culos bonitos, carros chingones y personajes estereotipados, quedaron en segundo término al vender una historia donde aparecen los mismos elementos, pero de una forma más inteligente, reinventando la franquicia y dejándola abierta para futuras secuelas.
Ya ni siquiera es necesario aventarse las otras 6 cintas para entender el nuevo concepto, basta con medio conocerlo y disfrutar de ello. Como diría un amigo “Rápido y Furioso 7 es como si Michael Bay hiciera buenas películas”.
Llanamente se considera un fracaso cuando un churro no logra recuperar su inversión inicial y no gusta ni siquiera a su público. En cambio, es un éxito aquel que recauda más de lo esperado y que, con todo y eso, logra ser una buena película.
Por ello, a pesar de lo que digan los aspirantes a hipsters, los críticos mamones de cine, el güey que pretende saberlo todo y las personas que sólo acuden a la cineteca “cuando quieren ver cine de arte”, un churro hollywoodense también puede aportar una dosis de calidad y de buen entretenimiento, incluso de alguna manera, mostrar lo que una buena producción y un buen director pueden lograr sin tanta mamada.
Así hasta gusto te da gastar tu dinero.
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